Una cosa es que pensemos que algo va a pasar y otra muy distinta es que de verdad ocurra así.
Y es que tenemos ante sí muchas cosas. Nuestra mente trabaja y el subconsciente piensa, y a veces hasta «decide», por así decirlo, lo que va a ocurrir.
Los seres humanos somos tan singulares que creemos, y a veces lo hacemos hasta con mentiras, pero no hay mentiras más tristes que las que uno mismo se hace.
Alguien puede decir que dejará la bebida o las drogas y, en su expectativa, verse como una persona limpia. Eso está muy bien, pero para convertirlo en realidad hay que trabajar, y mucho. Si no queremos que sea solo una mentira, tenemos entonces que poner manos a la obra.
Y lo mismo ocurre en todo sentido. Así que lo más sano y lo más lógico es que vivamos de realidades, esforzándonos al máximo por hacer que nuestros sueños se conviertan en una verdadera realidad.
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